lunes, 7 de abril de 2014

El escenario de la vida.

Cada santiamén es el escenario donde la sabiduría atesora el papel principal, salpicándonos con su fuego constantemente nos está induciendo a que nos involucremos en la escena, a que salgamos de la mera expectación y la función de críticos de cada dramaturgia, para que de una vez por todas nos adjudiquemos como los autores de nuestro propio teatro, al que disfrazamos con el nombre "realidad"; y apartir de ello tomemos la iniciativa de ser parte activa en el coliseo de la vida propia, movidos por la fuerza vehemente que nos da el latido cuyo único propósito es la evolución. Y quien podrá explicar en que consiste la evolución, más que la letra muerta de una definición; más que la mendiga explicación de que forma parte del abundante catálogo de acciones, si no somos nosotros mismos los que busquemos acabar con esa sospecha existencial. Quizás la verdadera evolución seamos nosotros mismos, es decir, simplemente ser; sin el velo de la personalidad, sin más protección que nuestra sola esencia; solo una supernova de nuestro Gran Creador.

Antonella E. Saez.

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