martes, 29 de julio de 2014

Nacer, vivir, evolucionar, brillar.

Cuando abandonemos los recuerdos porque cada momento no será mas que el eterno resplandor del presente, porque no habrá tiempo para inclinar la mirada hacia atrás, porque el propósito de elevarnos hacia al sol, de volver a ser brillantes, de regresar a lo que fuimos será lo único, y porque el fuego de la sabiduría de todas las vidas anteriores que hemos transcurrido hará de la muerte cenizas y transformará el carbón en diamante y la carne en espíritu.
Y cuando hayamos alcanzado la maestría en nuestras energías; volveremos a ser uno en un nuevo big bang, en una gran supernova cósmica, eligiendo ya aquella porción en el universo donde nos perpetuaremos como un astro, como una estrella, como uno de los dientes de la sonrisa de Dios.

Antonella Elizabeth Saez.

martes, 22 de julio de 2014

Mucho que aprender de las despedidas

Hoy tomé el cupón de mis agallas y con una férrea intrepidez
cambie los puntos suspensivos por un punto final. 
Percaté que toda despedida es un nuevo encuentro, 
y soltar no significa perder.
Porque después de tantos relojes corridos, 
después de celebrar el funeral de mis cinco sentidos... 
Después de buscarte con los ojos cerrados por una rotonda, 
después de caminar millas por el desierto de mi soledad, 
después de peregrinar sin fines de fechas 
y no dar ni con una pestaña de tu propiedad... 
Después de que todos los mapas parecían fallados 
pues solo me conducían a la desesperación, 
Después de caerme, levantarme y volverme a caer. 
Después de volverte mis ganas, mi totalidad, 
Después de hacerte verbo y tentación, 
el centro de toda mi atención. 
Después de mudarme de piel, 
después de tantos intentos y tantas promesas que jamás cumplí, 
después de que solo me queden cenizas de agua
Después de vos, después de nosotros, después de nadie...
Cuanta confusión somos capaces de almacenar, 
por distraídos, por visionarios, 
por todavía no haber aprendido que el amor es una actividad.
Pero hoy ya no te elijo, hoy me eximo de la decisión de esperarte. 
Hoy me atrevo a devolverte aquella tuya despedida sin café ni explicaciones, 
porque ya tu recuerdo no me perjudica ni ya tus palabras tienen rumor. 
Hoy envenené el apego y me dejé en libertad...
Fueron tantos días rezando plegarias al edén, 
tantas suplicas para encontrar algún indicio, 
para dar con alguna señal de que todavía existíamos...
Y fue no encontrar más que mis mejores inventos 
probabilidades vacías llenadas con la imaginación, 
fue perder la cordura y los ojos 
porque el tiempo nunca me facilitó ni el ínfimo rastro 
de la resurrección de esta historia. 
Así que ya no más enredos ni juegos con la eventualidad, 
ya no más simulaciones de lo imposible
ni más complicidades al afán... 
Ya no más rondas de acordes tristes
ni madrugadas sin ver el sol
Porque aunque todos estos años dormidos, nunca soñé que se terminó
hoy me desperté y con el resurgir de la fe tuve el valor de despedirme.


Antonella Elizabeth Saez

viernes, 4 de julio de 2014

Berenisse, la mujer que escribía para ser libre.

Hace algunos días de mí, la inestabilidad se acomodó de huésped en mi cabeza... Y tantos pensamientos en cautiverio, tantos credos y suposiciones que dí por desplomados, parecen haberse divorciado del inconsciente y se escaparon en búsqueda de la libertad...
En búsqueda de la libertad van mis creencias, mis convicciones, mis mayores miedos, mis dudas, el lado más desnutrido que conservo...
Siento el temblor de sus pisadas en mi cabeza, siento como galopan por tantos rincones de mi, siento la firmeza de su decisión por salir, por alcanzar la libertad para burlarme, para desmoronar la fortuna del presente, para reducirme a un puñado de escombros...
No se en que momento la confusión se convirtió en la reina de esta desgracia y resucitó a los cadáveres de las emociones más ruines que yacen dentro de mí... No se en que momento el temor y la desconfianza volvieron a querer convertirme en su rehén.
Lo que sí se es que afuera ya comienzo a percibir las primeras secuelas de este contratiempo... El mundo es un espejo que refleja lo que somos, y ya mi entorno es evidencia de lo que llevo adentro.
(Dentro mío un cuerpo mental en revolución, dentro mío la ceremonia en homenaje al pasado. Dentro mio un viaje con los fantasmas de recuerdos lamentables, dentro mío las sumas goteras del alma)
Se que cada amargura lleva oculto un manantial de bien, se que cada situación es un aprendizaje por cual debemos atravesar, que es de necios atribuirle a otro la culpa de lo que nos sucede, se que cada uno se lleva hasta el lugar en donde se encuentra parado y que a veces caminamos con los ojos cerrados, ignorando cada paso que damos y, sin memorizar la ruta de regreso hacia el punto donde nos sentíamos bien. (A veces parece como si hubiera programado mis ojos en gris, porque hace días el obturador de mi mirada solo captura el paisaje en ese color).Pero aunque cada cual pague los efectos de sus propias elecciones, siento que no tengo derecho al lamento, con tantas personas perdidas, quejarme es faltarle el respeto al dolor...Lo más seguro de todo este desorden es que si llegó al puerto de mi realidad es para que lo resuelva. Y esquivar no es avanzar ni disfrazar es cambiar.Parte de la sabiduría consiste en hacerse cargo y para borrar de mi el producto de mis actos, este efecto nocturno que convive conmigo, tengo que atacar la causa. Y la causa de ésta, mi presunta derrota, no puede estar oculta en otro sitio más que en mi. Soy mi propia causa, la fuente de toda mi propiedad. (Dentro mío, también, la cura de todas las pestes del ánimo, el milagro de la salvación. Dentro mío el fuego sagrado de Dios).
He de inmiscuirme en la caverna de mi interior para remover cada instante, ya pasado, que conforma mi memoria y hallar el germen de esta adversidad que me inmoviliza, me estanca, me desgana.
Porque no quiero esto, me rehúso a aceptarlo y pongo todas mis herramientas a merced de la transmutación de esta pasajera situación.
Aunque hablar sea aumentar el poder de este estado, escribir me alivia y me convalece el alma, me permite atrapar los ruidos en mi cabeza para transformarlos en nostalgias y poesías, me permite liberar el aire que me sobra por tantas cosas que me faltan...
Más aún así, con este acervo de oscuridades, errores y virtudes sin desarrollar, y la sensación de una intensidad gastada, sigo apostando a los finales felices. 

Antonella E. Saez.