martes, 22 de julio de 2014

Mucho que aprender de las despedidas

Hoy tomé el cupón de mis agallas y con una férrea intrepidez
cambie los puntos suspensivos por un punto final. 
Percaté que toda despedida es un nuevo encuentro, 
y soltar no significa perder.
Porque después de tantos relojes corridos, 
después de celebrar el funeral de mis cinco sentidos... 
Después de buscarte con los ojos cerrados por una rotonda, 
después de caminar millas por el desierto de mi soledad, 
después de peregrinar sin fines de fechas 
y no dar ni con una pestaña de tu propiedad... 
Después de que todos los mapas parecían fallados 
pues solo me conducían a la desesperación, 
Después de caerme, levantarme y volverme a caer. 
Después de volverte mis ganas, mi totalidad, 
Después de hacerte verbo y tentación, 
el centro de toda mi atención. 
Después de mudarme de piel, 
después de tantos intentos y tantas promesas que jamás cumplí, 
después de que solo me queden cenizas de agua
Después de vos, después de nosotros, después de nadie...
Cuanta confusión somos capaces de almacenar, 
por distraídos, por visionarios, 
por todavía no haber aprendido que el amor es una actividad.
Pero hoy ya no te elijo, hoy me eximo de la decisión de esperarte. 
Hoy me atrevo a devolverte aquella tuya despedida sin café ni explicaciones, 
porque ya tu recuerdo no me perjudica ni ya tus palabras tienen rumor. 
Hoy envenené el apego y me dejé en libertad...
Fueron tantos días rezando plegarias al edén, 
tantas suplicas para encontrar algún indicio, 
para dar con alguna señal de que todavía existíamos...
Y fue no encontrar más que mis mejores inventos 
probabilidades vacías llenadas con la imaginación, 
fue perder la cordura y los ojos 
porque el tiempo nunca me facilitó ni el ínfimo rastro 
de la resurrección de esta historia. 
Así que ya no más enredos ni juegos con la eventualidad, 
ya no más simulaciones de lo imposible
ni más complicidades al afán... 
Ya no más rondas de acordes tristes
ni madrugadas sin ver el sol
Porque aunque todos estos años dormidos, nunca soñé que se terminó
hoy me desperté y con el resurgir de la fe tuve el valor de despedirme.


Antonella Elizabeth Saez

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