Provecho del pícaro momento;
Un instante perfecto en la hora exacta
y una copa de vid en la mano.
Cierro los ojos, respiro
y se vuelve misterio mi entorno...
Oportunamente sopla un céfiro del sur
con disfraz de días de lluvia.
Sonrío y nuevamente abro los ojos:
Estamos vivos.
Antonella E. Saez.
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